El iMac cumple 25 años: el equipo que cambió a Apple y al mundo

Metidos de lleno en el año 2023, vemos como Apple está más que nunca en la cima del mundo. Considerada por todos como la empresa más valiosa, su influencia en la tecnología y en los medios de comunicación (e incluso en otros ámbitos) supera a la de cualquier otra gran organización.

Pero no siempre fue así, y gran parte de la situación actual de la empresa puede atribuirse a la llegada de un producto lanzado hace 25 años que revolucionó el panorama informático: el iMac original.

Recuerdo perfectamente la primera vez que vi una foto de ese equipo. Sentado en la biblioteca de mi instituto, a pocos días de graduarme, estaba hojeando un ejemplar de la publicación impresa de Macworld y, devorando el artículo de portada, me topé con este nuevo y extraño ordenador que, sin que nadie lo supiera entonces, marcaría el rumbo de Apple en los años posteriores.

Como ávido fan de Apple en la época más oscura de los 90, era difícil negar que el iMac despertaba entusiasmo. Había algo nuevo, algo distinto de todo lo que había en ese momento en el mercado, algo que ejemplificaba a la perfección el eslogan que la compañía acababa de adoptar y que, aunque solo se utilizó durante unos años, se convirtió en su lema más icónico: “Think different” (“Piensa diferente”).

Un poco de color

A primera vista, el iMac original refutaba el mercado de ordenadores personales tal y como lo conocíamos a finales de los años 90: colorido, sin complejos en un mar de acabados en beige, sin conectores heredados, y con un innegable espíritu lúdico. El iMac demostró que los ordenadores no tenían por qué ser aburridos.

En este sentido, fue un eco del anuncio del Macintosh original en 1984, hasta su presentación el 6 de mayo de 1998 por el cofundador de Apple, el mismísimo Steve Jobs, que acababa de regresar a la compañía.

Por mucho que se burlaran de él por ser un juguete poco potente, la influencia del iMac en la industria fue innegable. Cuando me incorporé a la universidad ese mismo mes de otoño, no había que buscar mucho para encontrar a un estudiante de primer año con uno de los muchos PC nuevos que incluían pequeñas piezas de plástico de colores, casi siempre azules.

Asimismo, el iMac marcó el comienzo de la era USB, un nuevo protocolo que acababa de afianzarse. Atrás quedaban los puertos serie y los propietarios Desktop Bus de Apple, sustituidos por este nuevo y extraño conector rectangular que, en las dos décadas siguientes, se haría tan omnipresente como una toma de corriente estándar.

Y aunque el iMac no haya logrado esa adopción por sí solo, no hay duda de que aceleró el proceso, transformando la industria informática.

Lo que hay a su alrededor

Aunque la evolución del mercado informático, en la última década, se ha decantado a favor de los portátiles, el iMac ha seguido siendo, en muchos sentidos, el abanderado de Apple.

Es el único nombre de modelo de Mac que ha sobrevivido, sin cambios, desde el resurgimiento de la compañía con Jobs, y aunque ha evolucionado durante ese tiempo, la identidad del producto se ha mantenido a lo largo el tiempo como un potente equipo de escritorio de los denominados “todo-en-uno”.

Externamente es posible que haya habido muchos cambios. El iMac pasó de ser un ordenador de sobremesa muy colorido con gran peana, al actual modelo de pantalla plana suspendida. Del mismo modo, pasamos de los acabados de plástico, al policarbonato, y del policarbonato, al aluminio.

Aunque ha habido una larga travesía por los colores blanco y plateado monocromáticos (exceptuando un breve coqueteo con el negro en el iMac Pro), el iMac con M1 actual ha devuelto finalmente el dispositivo a sus raíces como máquina caprichosa y colorida. (Y me alegra ver de nuevo que el color por defecto que aparece en la página de especificaciones técnicas del producto es, efectivamente, el modelo de color azul).

Del mismo modo, aunque esos puertos USB originales dieron paso a una gran cantidad de opciones diferentes a mediados y finales de la década del año 2000 (FireWire de diferentes sabores, salida de vídeo, entrada de audio), la conectividad también se ha reducido más recientemente a lo esencial, con tan solo el conector USB en los modelos básicos.

En cierto modo, el producto ha cerrado el círculo, la destilación más pura de la identidad del iMac desde la versión original. De hecho, el iMac con M1 empieza en 1.569 € / MXN$31,999 / US$1,299, un precio similar al de su progenitor hace un cuarto de siglo.

¿Es eterno el iMac?

Pero en un mundo en el que la mayoría de la gente prefiere los portátiles a los ordenadores de sobremesa, y muchos más confían en dispositivos móviles como tablets o teléfonos inteligentes, ¿dónde está el futuro del venerable iMac?

El hecho de que el iMac haya superado no solo a una importante transición de sistema operativo, sino también dos cambios de arquitectura de procesador, lo convierte claramente en un claro superviviente a largo plazo.

¿Es posible que algún producto tecnológico que pueda llegar en un futuro, acabe derribando la hegemonía del iMac? Tal vez. Al fin y al cabo, nada es para siempre.

Pero Apple ha ofrecido Macs de sobremesa de forma ininterrumpida desde que la línea de productos debutó hace casi cuarenta años, y aunque puede que sean menos comunes de lo que fueron en su día, todavía siguen cubriendo las necesidades de los usuarios.

Mientras esto siga así, creo que el iMac seguirá por aquí, disfrutando de los frutos que ha sabido sembrar a su alrededor.