Si hay algo que no cambia en los momentos previos del anuncio de nuevos iPhones es probablemente los comentaristas teóricamente tecnológicos que se quejan de que el smartphone es aburrido. A menudo se añade alguna tontería tipo “Apple ha perdido el rumbo”, pero la teoría más común es que ya no emociona.
En fin.
Estamos en el 15º año del iPhone. Después de unos años de grandes innovaciones por parte de Apple y sus competidores, las cosas han ido avanzando más a poco a poco desde hace un tiempo. Eso es lo que ocurre con cualquier producto, y ni siquiera el tan poderoso smartphone puede evitar volverse un poco aburrido una vez que ha encontrado su forma ideal.
Pero el hecho de que el ritmo de innovación se haya ralentizado no significa que no haya espacio para que el iPhone, y los smartphones en general, progresen. Hay varias áreas clave con potencial de crecimiento antes de que el teléfono ceda el paso a lo que pueda ser el próximo gran producto tecnológico.
El enigma de la cámara
El smartphone no solo fue revolucionario porque puso un superordenador conectado a Internet en el bolsillo de casi todo el mundo. También fue revolucionario porque puso una cámara en el bolsillo de todos.
Por desgracia, debido a su tamaño y forma, los teléfonos inteligentes no pueden igualar la calidad de las imágenes de las cámaras fotográficas y de vídeo. Son las leyes de la física las que van en contra de las cámaras de los smartphones.
Sin embargo, los fabricantes de teléfonos son inteligentes y ya vemos algunos teléfonos que luchan contra la física. Ya hay teléfonos Android que utilizan un enfoque de “periscopio” para capturar la luz y luego girarla 90 grados para que pueda viajar por la longitud del cuerpo del teléfono hacia un sistema de captura de imágenes más sofisticado.
Se rumorea que Apple está trabajando en un sistema similar para un futuro iPhone. Esto es algo bueno.
Pero hay muchos otros aspectos en los que la cámara tiene margen de mejora. Los sensores de imagen siguen mejorando. Y el procesamiento de los datos de esas imágenes también sigue mejorando.
Apple invierte muchísima energía en la creación de procesadores de imagen personalizados específicamente en sus procesadores de la serie A porque sabe lo importante que es generar las mejores imágenes posibles.
Fíjate en cómo Apple presentará la nueva cámara del iPhone 14 Pro esta semana. Se rumorea que es un sensor de 48 MP, pero los megapíxeles no serán la parte importante de la historia. Es cómo funcionan el software y el hardware para procesar todos esos píxeles lo más destacado.
Lo que está por venir
Aunque parece que nos hemos acostumbrado a que los smartphones sean tan delgadas como una tableta de chocolate, parece que habrá más innovaciones en cuanto a su forma y su tamaño.
Sí, Apple seguirá trabajando para que los teléfonos sean más ligeros y delgados, siempre teniendo en cuenta que es necesario que tengan una buena duración de la batería. Creo que habrá novedades en este sentido.
Por parte de Android, hemos visto la llegada de la tecnología de pantalla plegable, y tiene potencial. ¿Arrasará en el mundo alguno de los diseños de teléfonos plegables de Android? Todavía no, aunque son tan caros que puede que el precio sea el factor determinante.
Soy escéptico sobre el estado actual de las pantallas plegables, pero creo que debemos mantener la vista puesta en el objetivo final: pantallas más grandes que quepan en los bolsillos.
A largo plazo, la cuestión será encontrar la tecnología de pantalla flexible adecuada que se adapte a la forma en que la gente quiere usar sus teléfonos. Tal vez el plegado no sea la respuesta adecuada: tal vez las pantallas enrollables permitan crear teléfonos de aspecto normal que se ensanchan al tirar de sus lados.
¿Quién sabe hacia dónde irá la tecnología? Pero los deseos de la gente parecen bastante claros: les encantan las pantallas grandes, pero también necesitan meter sus teléfonos en el bolsillo o en el bolso. Ahora mismo, ambas cosas entran conflicto, pero no tendrían por qué hacerlo a largo plazo.
Unidad central de procesamiento
Es casi seguro que Apple va a seguir diseñando procesadores cada vez más rápidos y eficientes energéticamente para sus dispositivos. Su eficiencia energética ayudará en fabricar teléfonos delgados, ligeros y duraderos. La velocidad mejorada ayudará en el procesamiento de las imágenes de la cámara. Pero, ¿eso es todo? ¿Qué significa que los superordenadores de nuestros bolsillos sean cada vez más potentes?
A largo plazo, puede que sea cierto que todos los dispositivos que nos rodean serán increíblemente potentes y con mucha eficiencia de batería. Pero en un plazo más corto, podría tener más sentido que las tecnologías futuras aprovechen el hecho de que casi todos los seres humanos de la Tierra tienen un superordenador en su bolsillo.
Piensa en cómo las interfaces de los coches son impulsadas por CarPlay, cómo el Apple Watch sigue dependiendo de su iPhone emparejado para gran parte de lo que hace y, por supuesto, cómo los AirPods necesitan un compañero para ser útiles.
Se rumorea que Apple va a dotar a sus primeros auriculares de realidad virtual de potentes procesadores, pero quizá uno de los saltos hacia unos auriculares más ligeros y portátiles podría consistir en descargar los pesados gráficos y el procesamiento necesario en el smartphone que ya llevamos en el bolsillo.
Y si el futuro de la tecnología es realmente una constelación de dispositivos en todos los lugares a los que vamos (en nuestras casas, en la oficina, en el coche y en cualquier otro sitio), ¿no sería razonable aprovechar la potencia de nuestros smartphones para que actúen como centro, y a veces como cerebro, de esos entornos?
El fin del smartphone
¿Habrá iPhone hasta la eternidad? Por supuesto que no. Aunque dudo que ningún producto tecnológico en mi vida tenga el impacto que tuvo el smartphone, está claro que algún día habrá un producto que lo supere y lo sustituya.
Ahora mismo, todo el bombo está en torno a la realidad aumentada y la realidad virtual, y creo que la idea de tomar la tecnología digital y superponerla a nuestros propios sentidos tiene un enorme potencial. Sin embargo, nuestra biología es un gran factor limitante.
O tal vez sea una interfaz directa al cerebro que pase por alto nuestros órganos sensoriales por completo. Esa idea me parece inquietante, lo que probablemente sea acertado: todo lo nuevo y lo diferente suele asustar a las generaciones más antiguas.
El smartphone ha tardado décadas en llegar a este punto, evolucionando desde el ordenador personal al portátil hasta su forma actual. Independientemente de lo que nos depare el futuro, parece que el smartphone estará con nosotros durante décadas.
Afortunadamente, aunque el ritmo de la innovación se haya ralentizado, todavía hay mucho margen de mejora.
Artículo original publicado en Macworld.com.