Esos inofensivos burócratas de la Unión Europea se están ganando rápidamente la reputación de ser una banda de despiadados ejecutores corporativos: hay que quitarse el sombrero ante cualquiera que pueda obligar a Apple a hacer algo que no quiere.
Hace unos días se supo que los de Cupertino, después de haber recibido el equivalente político de una carta de cese y desistimiento el verano pasado, está produciendo en masa sus auriculares USB-C antes del lanzamiento del iPhone 15 del próximo otoño. El Lightning tiene los días contados, pues la empresa debe ajustarse a las nuevas normativas que obligan a los fabricantes a utilizar un puerto de carga común.
Ya hace tiempo que sabíamos que esto iba a ocurrir, pero sigue siendo una sorpresa ver que Apple cede tan fácilmente. Por muy herméticas que sean las normas y por muy fuerte que parezca el consenso político, muchos de nosotros suponíamos que la empresa, conocida por su testarudez, encontraría un resquicio legal o presionaría para que se derogaran. Simple y llanamente, no estamos acostumbrados a verla perder.
Pero tal vez eso esté empezando a cambiar. El USB-C no es más que una de las muchas concesiones que Cupertino ha ido haciendo ante el descontento que generan sus métodos. Aunque a regañadientes, ha lanzado un programa de reparaciones de autoservicio, después de haber presionado a sus clientes a reparara sus equipos en distribuidores autorizados.
También redujo las tarifas de la App Store y permitió a los desarrolladores utilizar sistemas de pago alternativos. Y lo más importante de todo (aunque posiblemente solo en Europa), la empresa parece dispuesta a permitir tiendas de aplicaciones de terceros en el iPhone con el lanzamiento de iOS 17.
Lo llamativo de estas concesiones es que empujan a Apple por un camino concreto: el que lleva hacia Android, la antítesis de todo lo que representa el iPhone. Android (para simplificar bastante las cosas) consiste en dejar que el usuario haga lo que quiera y atenerse a las consecuencias; iOS consiste en crear la experiencia perfecta y pedir al usuario que no interfiera. Ambas filosofías tienen sus ventajas y sus inconvenientes, y me gusta que los clientes puedan decidir cuál les gusta más.
Sin embargo, ahora que los reguladores huelen sangre, es probable que las dos plataformas converjan a medida que Cupertino afloje su control. ¿Quieres usar un cable Android? Claro que sí, dice Apple con los dientes apretados. ¿Quieres instalar aplicaciones de fuentes no oficiales? Adelante. ¿Quieres eludir por completo los sistemas de pago de Apple? Acabas de hacer llorar a Craig Federighi, pero adelante.
La clave para Apple, creo, es absorber las cualidades de Android que merecen la pena, manteniendo las que hicieron especial al iPhone. La capacidad de elección de los clientes puede darles poder, pero también inseguridad: Apple debe resistirse a la tentación de demonizar el sideloading (fácil de decir, difícil de hacer) y, en su lugar, encontrar la forma de hacerlo lo más segura posible.
Una interfaz diseñada por el usuario (un área en la que Apple ha cedido cada vez más en los últimos años, desde los widgets hasta la pantalla de bloqueo personalizable y las esperadas carpetas personalizadas de la biblioteca de aplicaciones que llegarán este año) probablemente no será tan eficaz como una creada por un profesional. Pero el profesional puede crear bloques atractivos y fáciles de usar, y establecer reglas sencillas que lo hagan todo muy manejable. Elección, en otras palabras, pero controlada.
Pero, sobre todo, me gustaría que Apple dejara de tratar esto como una guerra, y a sus socios de software, e incluso a los usuarios, como el enemigo. El principio del éxito de Apple es simple: se propuso hacer grandes productos que los clientes amasen. De eso se trata, no de luchar con uñas y dientes para proteger los flujos de ingresos pasivos.
Si quieres que los propietarios de iPhone usen la App Store oficial, no te pases el tiempo asustándoles con el malware de las tiendas rivales; haz que tu propia tienda sea una experiencia maravillosa. (Deshacerse de los anuncios de búsqueda sería un buen comienzo). En lugar de limitar la velocidad de los cables sin MFi, aumente la calidad de los oficiales.
En resumen, no nos castigues tanto y quiérenos un poco más.